Cuando empecé a trabajar con la cerámica lo hice con barro antes que gres, hoy día puedo ver como en esas primeras macetas las inclemencias del tiempo van haciendo mella, para bien o para mal, porque en el caso de esta pequeña maceta redonda parece que el tiempo juega en su favor:
La alta porosidad de la arcilla una vez cocida hace posible que se asienten en ella líquenes, musgo, verdín y todo lo que tenga ganas de posarse en ella:
Está claro que macetas de este tipo están en lucha constante contra el tiempo, batalla en la que parte con clara desventaja y en la que seguramente terminará cediendo, no obstante como maceta de entrenamiento me ha ido genial, lentamente se acerca a su fin cumpliendo con creces su propósito.
Este es uno de los motivos por los cuales dejé de trabajar con arcilla o barro, el tiempo y la dedicación que precisan es el mismo, no obstante a la hora de hacer frente al tiempo el gres se lleva la palma.
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